RELACIONES CONSCIENTES

Fase uno:
Relaciones conscientes conmigo mismo

¿Realmente se quien soy?
¿Quién es este hombre o mujer con quien tengo que estar desde nacer hasta morir?
¿Cuál es el misterio de ser humano?
¿Cómo se siente y siento y pienso de mi mismo?
¿Qué es real en todo esto y qué es tan sólo una fachada creada por el miedo?
¿Cómo me relaciono conmigo mismo?

Necesito reconocer todos los debería y podría y tengo que y preferiría
los cuales son obstáculos que me impiden ser autentico y relajado;
cuales envenenan mi vida y me mantienen insatisfecho acerca de quien soy como soy;
cuales me hacen esconderme o pretender, asustado de ser rechazado si muestro mi verdadero rostro.

¿Cómo puedo acceder a mi luz, mi capacidad de amar, de reír, de relajarme, de confiar en simplemente ser yo mismo sin ninguna vergüenza?
Necesito conectarme con mi realidad interna – mi esencia de la cual fui desconectado desde muy temprano en mi niñez cuando mi personalidad empezó a cristalizarse. Necesito sentirme apoyado, soportado desde adentro para poder evolucionar en un ser más presente y más consciente de mi realidad tal como es.
Necesito encontrar un espacio de reconciliación entre personalidad y esencia, saliendo de mi sistema dualístico de juicios, comparación y ambición.
Necesito crear un puente para sumergirme dentro de mismo hasta el centro de la fuente de mi vida para encontrar que ha estado perdido desde hace tanto tiempo – mi derecho de nacimiento de ser quien soy.

Fase dos:
Relaciones conscientes con otros
Solo y acompañado 

El mundo está hecho de individuos tratando vivir desesperadamente, comunicarse y entenderse uno con el otro para así poder funcionar de la mejor manera posible en comunidad humana: parejas, familia, padres, amigos, compañeros de trabajo, vecinos, sanadores, terapistas, gerentes de negocios, profesores, etc.
El reto (desafío) es grande ya que la mayoría de la gente no sabe cómo relacionarse de manera consciente el uno con el otro de manera que abra puertas en lugar de indefinidamente estar cerando mal entendidos y conflictos los cuales llevan a la frustración, tristeza, resentimiento y profundo sentimiento de separación.
Tarde o temprano un tipo de guerra inicia – a menudo de manera pasiva o disfrazada bajo falsas sonrisas y buena educación subyacente en todas las relaciones.
Hay un programa mayormente presente: Yo estoy bien así que él está mal/ él está bien así que yo estoy mal – el circulo eterno vicioso de dualidad que cubre la forma de como percibimos y realmente conocemos al otro.

Necesitamos aprender la forma de comunicarnos con más consciencia, más respeto, y más apertura – significando estar interesados en conocer al otro sin competir o comparar, sin juzgar o condenar.
El otro no es un peligro tampoco un enemigo, él es un simple ser humano único y diferente con su propio sabor y riqueza.
Para poder estar más relajado cuando nos relacionamos con otros, más presente y por lo tanto más conscientes, tengo que encontrar en mi mismo qué es eso que me detiene de ser abierto y confiable – ¿qué temo cuando me relaciono con otros?

También tengo que reconocer como algunas formas de violencia pueden estar presentes en mi forma de relacionarme con otros que controlan y limitan; la cuales hacen que sean no satisfactorias. En el momento en que puedo reconocer qué tipo de sistema de creencias me impiden ser directo, verdadero y amable cuando conozco a otros, un espacio de entendimiento comienza a abrirse en mi corazón consciente.
Entonces una comunicación real, un encuentro real y una relación real comienza a suceder.
Muy en lo profundo todos anhelamos esto ya que es la llave de oro para la felicidad.

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